El agua ha sido y es vital para la vida, y la numismática ha tenido
relación con ella, ya desde tiempos de los romanos acueductos y fuentes han
sido sellados en monedas y medallas que han llegado hasta nuestros días como
prueba de ello.
La medalla que vemos aquí acontece la traída de las aguas del río
Lozoya a Madrid por la Reina Isabel II.
A partir de Felipe II, Monarca que instaló la Corte
en Madrid, la historia de esta ciudad ha estado unida a una búsqueda constante
de reservas de agua potable.
Poco a poco, debido al importante incremento de la población se hizo
preciso excavar galerías subterráneas para
conducir este recurso de los acuíferos a los pozos de la ciudad.
Uno de los proyectos precursores a mediados del siglo XVIII de llevar
el agua a Madrid es el dirigido por Jorge de Sicre y Béjar que
menciona el uso de los ríos Lozoya, Jarama y Guadalix Cabe
destacar los planes del ingeniero francés José Coqueret que optaba tan
sólo por las aguas del río Lozoya en 1822.
En el año 1829 Fernando VII ordena
al Ayuntamiento que estudie una solución a las conducciones del agua
potable a la ciudad. Finalmente se encarga en ese mismo año a Francisco
Javier Barra el estudio del proyecto que se desestima años después por ambicioso.
Hasta bien entrado el siglo XIX, los sistemas de obtención y
distribución del agua eran
parecidos en todas la poblaciones. Los pozos, los ríos y el agua de
lluvia eran básicamente las fuentes de suministro. La ausencia casi total del
aseo personal, las malas condiciones de la vivienda, la insalubridad de muchas
zonas eran unos de los responsables de las elevadas tasas de morbilidad (Cantidad
de personas que enferma en un lugar y un periodo de tiempo determinados en
relación con el total de la población).
La población superaba los doscientos mil habitantes, y la capital
contaba con 77 fuentes públicas, en las que se instalaron 128 caños, agua que era recogida por el pueblo y también para llenar los cantaros de los 950 aguadores que repartían a las
viviendas privadas al día unos 663,50 “reales fontaneros” (medida de la época
de dotación, equivalentes a 2.150 m³).
Cántaros; volumen de cinco azumbres o lo que es lo mismo con
10 litros.
Fuente de “Los Galapagos”. Esta fuente fue un regalo fe Fernando VII a
su hija Isabel II.
Al crecer la población, surgió el oficio de aguador, personas dedicadas
a servir el agua a domicilio, cobrando el precio estipulado.
En Madrid, el oficio de aguador duró más de cuatro siglos. Se
congregaban en las principales fuentes (incluidas Cibeles o la de la Puerta del
Sol), para abastecer a los hogares del agua necesaria.
Grabado de la calle Alcalá. Al fondo la Puerta. Se observa la antigua
ubicación de La Cibeles
Existieron en Madrid según
recoge la aventura de la historia decenas de clases de aguadores, como los de
anís, azahar, canela, guindas, limón, nieve, cebada o botijo, pero ninguna tan
popular como la de aguador de cuba, así llamados desde mediados del siglo XVIII
por el recipiente que utilizaban, también conocidos como aguadores de cuatro
arrobas, por el peso que acarreaban, y aguadores asturianos, por ser el
Principado la cuna de casi todos los hombres empleados en este oficio.
Aguador
llevando agua a las casas.
No tenían muy buena fama entre los maridos madrileños, aparte de ser
muchachotes fuertes y aguerridos, parece ser que más de uno se entretenía en la
casa con la mujer más tiempo del necesario para saciar otro tipo de
necesidades. Tenían su lugar de reunión en la Plaza del Alamillo, situada en el
llamado Madrid de los Austrias. El precio del agua que vendían los aguadores
dependía de la fuente de la que provenía; no todas tenían el mismo sabor y la
misma calidad y eso marcaba el precio del preciado elemento.
Madrid ve amenazada su existencia por la escasez de agua y que el gobierno
no puede permanecer por más tiempo como mero espectador de los sufrimientos
actuales de los habitantes, ni aguardar con indiferencia las calamidades que
amargan a una numerosa población que crece rápidamente.
En 1844 el Ministerio de la Gobernación aprueba el proyecto de Pedro
Cortijo (que se fundamentaba en los anteriores de Coqueret y Barra). Este
último proyecto no se inicia por los elevados costes que posee. Ante la
secuencia de fracasos del Ayuntamiento de Madrid en los estudios acerca del
abastecimiento, en 1848, ordena de nuevo un estudio de viabilidad a los
ingenieros Juan Rafo y Juan de Ribera, en su estudio desestiman
el empleo de los cauces del Jarama y del Guadalix para aprovechar el cauce más
lejano del Río Lozoya.
El 18 de junio de 1851, siendo Reina
de España Isabel II, se dictó el Real Decreto, refrendado
por Juan Bravo Murillo, presidente del Consejo de Ministros en esos
momentos, en el que se disponía que el Gobierno realizara la ejecución de los
trabajos a través de un canal derivado del río Lozoya, que llevaría el nombre
de Canal de Isabel II en honor a la soberana, verdadera promotora del proyecto.
Para financiar esta obra se pidió ayuda a los ciudadanos con una
aportación de dinero que sería después devuelta según el dinero aportado.
Obreros penados construyendo
la Presa del Pontón de la Oliva. 1856.
Obra del Canal de Isabel II.
Charles Clifford
La primera piedra de las obras en la presa de captación, denominada
«Pontón de la Oliva», fue colocada el 11 de
agosto de1851 por Francisco de Asís de Borbón, el Rey Consorte.
El equipo de ingenieros estaba encabezado por: José García Otero en
principio y después por Lucio del Valle.
Lucio del valle fue el que propuso la utilización de presidiarios para
la construcción del canal ya que la mano de obra especializada era escasa.
Los presos que trabajaban en la obra del canal podrían llegar a los dos
mil y muchos de ellos eran Carlistas.
Después de siete largos años se consigue que el agua llegue a
Madrid y el 24 de junio de 1858, tuvo lugar la inauguración oficial en la calle ancha
de San Bernardo.
Se tardo siete años en su construcción pero Madrid contaba con uno de
los mejores abastecimientos del mundo. Solamente Nueva York se igualaba con una
obra comparable a la de Madrid.
El ingeniero Lucio del Valle da la orden de abrir la compuerta de
la Casa-Partidor. Esta apertura fue acompañada de vivas a la Reina y salvas de
artillería junto al replicar de las campanas mientras el primer depósito se
llenaba.
Con la inauguración de este evento se acuñaron medallas para que
siempre fuese recordado.
Madrid. Traída de las aguas del Lozoya a Madrid.
Anverso: Bustos acodados de la reina y su esposo. ISABEL II REINA DE LAS
ESPAÑAS · EL REY DON FRANCISCO DE ASÍS MARÍA·. Efigie de busto de la Reina
Isabel II, con su marido Francisco de Asís, de perfil, mirando a la derecha. En
el exergo: BOUVET F.
Reverso: Leyenda: TUBO en vez
de TUVO.
En el reinado de S.M. Doña Isabel II y por su real disposición, se
trajeron a Madrid las aguas del
Lozolla. La inauguración “tubo” lugar el 24 de junio de 1858, en presencia: de S.M.
la reina, de S.M. el rey don Francisco de Asís María de Borbón, de S.A.R. el
príncipe Don Alfonso y de S.A.R la Infanta Doña Isabel.
Año:1858
Diametro: 26 mm.
Peso: 10,6 gramos.
En canto: Cuivre.
Grabador: Luis-Charles Bouvet. Fue un destacado grabador frances en el
periodo de Isabel II.
http://cartagenaantigua.wordpress.com/tag/paula-oliver/ http://marcopolito56.wordpress.com/historia/las-fuentes-de-madrid-2/
http://www.revistaminerva.com/articulo.php?id=17
Muy buena entrada Javi, la comparto en el Facebook.
ResponderEliminarMuchas gracias alex_lorca, y me alegra que te guste.
EliminarUn saludo.