La creación de las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes por R.D. de
Isabel II, de 28 de diciembre de 1853 y Reglamento de 1 de mayo de 1854,
constituye uno de los acontecimientos más importantes para la historia
artística de España.
Fue el ministro de Fomento, Agustín Esteban Collantes, quien propuso a
la Reina la creación de las Exposiciones de Bellas Artes.
Las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes satisfacían a los artistas
porque les aseguraba el trabajo y la independencia de las rígidas normas
académicas y al menos, teóricamente, les daba a todos igualdad de
oportunidades.
Al mismo tiempo satisfacía al público al que se acercaban las obras de
arte para su deleite y educación. La crítica tenía la posibilidad de
intervención directa en el proceso artístico que antes no había tenido. Por
otra parte, el Estado podía cumplir su misión de velar por el desarrollo del
arte y obtener réditos políticos.
La ubicación del local para la Exposición Nacional de Bellas Artes de
1864 estuvo llena de vicisitudes.
El 11 de mayo se pensó en el Paraninfo de la Universidad de la calle de
San Bernardo. El 14 de agosto se cree que el lugar idóneo es el solar del Paseo
de Recoletos en el que estuvo situada la Escuela de Veterinaria (hoy parte de
la Biblioteca Nacional).
Se advierte que la construcción debe ser segura y con la posible
economía pues debe durar tan solo el tiempo de la Exposición.
El
día 31 de agosto se había decidido que el arquitecto del Ministerio de Fomento,
Francisco Jareño, y el ingeniero D. Carlos Mª de Castro, diseñaran una carpa
para que fuera instalada en el solar de las Monjas Vallecas situado en la calle
Alcalá.
El 24 de septiembre salió a subasta la contrata de obras, que es
otorgada a D. Juan Prado y Vázquez y a D. Nicolás Soto y Rodríguez.
El presupuesto, aprobado el 13 de septiembre asciende a 316.385,14 reales,
sin embargo, en la escritura de la contrata del 6 de noviembre de 1864
la cantidad asignada es de 148.482 reales de vellón.
Interior
de la carpa que diseñó el arquitecto Jareño
El 6 de abril de 1864 fue nombrado el jurado y los miembros fueron como
presidente, Eugenio Ochoa, Director General de Instrucción Pública, como
vicepresidentes, Duque de Rivas, presidente de la Academia de Nobles Artes de
San Fernando y José Caveda, director del
Museo Nacional y como secretario,
Eugenio de la Cámara, secretario de la Academia de Nobles Artes de San
Fernando.
El 13 de diciembre de 1864 los
Reyes, Isabel II y D. Francisco de Asís asisten a la inauguración.
La Reina se dignó presidir la apertura
para contribuir con su soberana presencia al mayor realce de nuestras
glorias artísticas nacionales.
La inauguración se hizo a las tres y media de la tarde. S. M. la Reina
llevaba un magnífico vestido de seda verde con adornos de encaje negro un
abrigo de terciopelo y un sombrero de color blanco.
Entrada
a la Exposición
Aquel día llovía con intensidad
por lo que se había colocado un elegante cobertizo para que no se mojasen las
personas que iban en carruaje.
Muchos de los artistas expositores ya estaban por el pabellón como
Antonio Casado, Gisbert, Hiraldez de Acosta,
Rosales, y algunos más.
En la sala octava se encontraba el cuadro de Rosales “Doña
Isabel la Católica dictando su Testamento”.
En la cuarta sala se encontraba el cuadro de Casado, “La
Batalla de Bailén”.
En la quinta sala se encontraba el cuadro de Gisbert “El
desembarco de los Puritanos”.
Estos tres cuadros obtendrían primera medalla de primer premio.
La visita real duró tres cuartos de hora y el mal tiempo no impidió que
un inmenso gentío ocupara las avenidas de la exposición, la calle Alcalá estuvo
todo el día obstruida de gentes y carruajes por toda la parte inmediata al
local de la exposición.
Pasado unos días y ya reunido el jurado el día 11 de enero de 1865 se acordó pasar a votar los premios de la
Sección de Pintura a cuyo fin se leyó primeramente los premios o medallas de 1ª
clase.
-La primera medalla de primera clase para D. Eduardo Rosales, quedando en
consecuencia adjudicado el premio al primero.
-Para la segunda medalla de 1ª clase quedó elegido por unanimidad D.Antonio Gisbert.
-Para la tercera de la misma clase fue elegido D. José Casado.
El 19 de enero de 1865 S. M. La Reina aprobó la propuesta de premios.
El jueves 26 de enero de 1865, se acuerda comprar la obra de Rosales “Últimos momentos de Isabel la Católica”.
El Testamento fue valorado en 30.000 reales y se pagaron
después de regateos 50.000.
El cuadro de Doña Isabel la Católica dictando su Testamento mide 2,90 x 4 m.
La medalla de 1ª clase que se otorgó a los participantes premiados fue
obra de Eduardo Fernández Pescador, escultor
y grabador en hueco.
Eduardo Fernández Pescador atraído desde muy joven por la escultura,
comenzó a aprender dibujo y modelado bajo la dirección de su pariente, el
cincelador José Sánchez Pescador, y en la Real Academia de San Fernando como
alumno de la Escuela de Pintura, Escultura y Grabado.
La intensa relación que tuvo con su primer maestro le llevó a
cambiar su segundo apellido por el de Pescador, aunque siempre firmó sus obras
únicamente con el primero.
Estudioso y amante de su arte como el que más, obtuvo en 1854 ya por
oposición, a los dieciocho años de edad, la pensión del Gobierno para
perfeccionarse en París.
Tras completar su educación con
sus celebres grabadores y maestros Oudiné
y Ponscarme volvió a Madrid en 1865, convirtiéndose en profesor de grabado en
hueco de la Escuela Superior dependiente de la Academia de San Fernando.
El 17 de junio de 1867 fue elegido académico de número de esta
corporación, cubriendo la vacante de Bartolomé Corominas.
En su toma de
posesión el 18 de abril de 1869, leyó un interesante discurso titulado «La
historia del grabado de monedas y medallas», que fue contestado por Valentín
Carderera.
Como escultor también realizó cinco medallones en bronce y sus retratos en cera, el modelo y cincelado de un bastón de mando regalado por sus subalternos al gobernador de Ciudad Real, don Agustín Salido, un busto de José de Madrazo y diversas figuras de tamaño natural para la decoración de uno de los salones del palacio del marqués de Salamanca.
Eduardo Fernández estuvo casado con doña Rafaela Calvo, con quien tuvo
una hija.
Hermano y ayudante suyo fue el también grabador en hueco Enrique
Fernández y Mauricio.
Su obra
fue variada y muy interesante, recibiendo premios en Exposiciones nacionales e
internacionales, en especial la Universal de París de 1867, donde presentó los
troqueles para las medallas de premios, así como una medalla con el retrato de Olózaga
y un modelo de duro, lo que le valió una segunda medalla de oro y las alabanzas
de la crítica francesa.
Entre sus obras podemos citar la medalla con el retrato de la Reina
Isabel II, que lleva una diadema de
flores de lis, pendientes y collar, firmado FERNANDEZ. F . Medalla que se
entregó como Premio de la Exposición de Bellas Artes de Madrid.
MEDALLA DE 1ª CLASE ENTREGADA EN LA EXPOSICION NACIONAL DE BELLAS ARTES
CELEBRADA EN MADRID EN 1.864
ANVERSO:
"ISABEL II REINA DE LAS ESPAÑAS"
Cabeza
de la reina, a la derecha. Lleva collar de perlas y el pelo recogido en una
trenza y diadema de flores de lis.
REVERSO:
ESPOSICION NACIONAL DE BELLAS ARTES. MADRID MDCCCLXIV. “PRIMERA CLASE" (Entre una gruesa corona
de hojas de laurel ).
CANTO:
LISO.
Grabado
con la marca del director de la casa de la moneda de Paris en esa época “abeja”.
Junto a
la abeja “cuivre”.
Nota: Al llevar la marca del director de esa época grabado
en el canto nos indica que la medalla fue grabada en Paris por Eduardo
Fernández Pescador cuando aún estaba allí pensionado.
METAL:
Bronce
DIAMETRO:
50 mm
PESO:
62,30 G.
GRABADOR: Fernández
F. (Eduardo Fernández Pescador )
Bibliografía: