domingo, 1 de septiembre de 2013

VIAJES DE LA REINA ISABEL II


Ya que estamos en periodo vacacional trataremos los viajes de la Reina Isabel II.

Isabel II desde su nacimiento padecía una enfermedad y los médicos de palacio la pronosticaban un futuro incierto.
Con los años mejoraba pero su mal no acababa de mejorar.

Se trata de una afección cutánea que los médicos de cámara, Pedro Carrasco, Manuel Damián y Juan Castellón diagnosticaron como una enfermedad de “icthyose”, enfermedad recientemente estudiada y descrita por dos prestigiosos médicos del hospital de Paris de Saint Louis, el doctor A. Cazenave y el barón de Alibert.
El doctor A. Cazenave definía esta enfermedad como una enfermedad de la piel y la calificaba como una “monstruosidad” en vez de una enfermedad propiamente dicha.

Los médicos de Isabel II llegaron a la conclusión que la reina padecía una variante de esa enfermedad y la más común de ellas, “icthyose anacarada”, con escamas duras y relucientes y de un blanco anacarado, como las escamas de los peces y con mayor semejanza a las serpientes.

Isabel tenia las palmas de las manos y las plantas de los pies afectados, con el calor notaba mejoría y empeoraba  en los casos como el miedo o la cólera y se ponía nerviosa.

Los médicos españoles llegaron a la conclusión que la reina se debía dar baños emolientes y de vapor y sobre todo tenia que llevar lana sobre la piel afectada.

Hacía ya tiempo que los médicos recomendaron que la reina debería darse baños en el mar, a su madre María Cristina la recomendaron llevarla a “ Esparraguera ó Caldas” que se recomendaban como los mejores balnearios y desde allí se acercarían al mar ya que también fue recomendado.

Maria Cristina madre de Isabel II apenas se preocupo de su hija desde su nacimiento, en este caso de llevar a su hija a darse baños en el mar no fue sino por intereses de María Cristina ya que solamente fue una excusa para encontrarse con el general Baldomero Espartero lejos de Madrid ya que la regente veía en peligro su futuro político por tener que exiliarse a Francia por su mala fama en el país.
“ María Cristina era una mujer muy rica, se decía que tenia grandes riquezas en bancas extranjeras. Entre otras cosas el pueblo la acusaba de haberse beneficiado por ser quien era de haber recibido dos millones de reales del primer contrato por el cual los señores Rothschild se convirtieron en adjudicatarios de las minas de mercurio de Almaden.
Otra de las causas por las cuales María cristina veía en peligro su política y su posible exilio fue la ley de Ayuntamientos.”

El 11 de junio de 1840 comenzaron un viaje que duraría 4 meses.


Como he comentado anteriormente María Cristina no se preocupo mucho de sus hijas, pues como anécdota ó apunte importante diré que Isabel y su hermana comieron con su madre por primera vez y estuvieron más cerca de ella de lo que estuvieron en los cinco últimos años.

Este viaje comenzó siendo  para Isabel algo nuevo y bonito, inesperado, diferente a todo lo cotidiano y habitual, como unas vacaciones, pero acabo siendo algo parecido a un secuestro. Alteró para siempre la vida de Isabel y las posibles relaciones con su madre.

En el viaje acompañando a la reina fueron; el presidente del consejo de ministros, Pérez de Castro, y los ministros de Marina y de Guerra, Juan de Dios Sotelo y el conde de Clonard. Como dama de compañía de Isabel viajaba la duquesa de la Victoria, esposa de Espartero.

Una vez que llegaron a Esparraguera Isabel comenzó con sus baños y la mejoría fue muy buena y casi inmediata.
Tras unos días en Esparraguera María Cristina y Espartero acordaron reunirse de nuevo en Barcelona para seguir tratando temas de política del país.

Para María Cristina la estancia en Barcelona se convirtió en una pesadilla, cantares y frases con malas intenciones dirigidas hacia ella.
Mientras todo este tira y afloja entre la regente, espartero y el pueblo… Isabel seguía con sus baños, por las tardes solía pasear con su madre por las murallas y por la Barceloneta.

El día 21 de agosto Isabel tomo su ultimo baño saliendo de Barcelona el día 22 con dirección a Valencia por barco ya que la regente quería evitar más abucheos por pueblos y aldeas, con la reina viajaba el embajador francés, el muy moderado Castillo y Ayensa y la duquesa de la Victoria.
  
El día 27 Isabel durmió en Aranjuez y el 28 llego a Madrid.

El padre de Isabel, Fernando VII también padeció esta enfermedad, por lo que Isabel la heredo y estuvo obligada a tomar baños de mar durante toda su vida.

Años más tarde en 1858 visito el balneario Gijón y desde allí visito Avilés. A su llegada fue recibida con festejos y agasajada con pendones y colgaduras de las casas, de un arco gótico colgaba la leyenda “ Avilés a la tierna madre de los españoles”,  las calles fueron rematadas con arena y adornadas con flores que conducían a la plaza de la Constitución, en el ayuntamiento la esperaban con impaciencia el cual estaba decorado con gallardetes, flores, alegorías, luces…..

A Isabel la acompañaba el Marqués de Ferrera  que montada en la carreta del Marques llegaron a la iglesia, tras la misa Isabel se acomodo en el palacio de Ferrera.

Cuando salieron de Palacio fue de nuevo aclamada entre fuegos artificiales y cantares:

Salve a tu nombre, reina querida.
Todo tu pueblo clama a una voz:
¡tú eres la gloria de nuestra vida!
¡tú el ángel eres de nuestra unión!

En realidad ni el pueblo estaba tan unido ni era lo que se acostumbraba a decir de ella, pero en realidad todo el mundo la quería y todo el mundo la odiaba.

Al día siguiente la visita estaba destinada a las minas de Zinc de Arnao. Las personas que acompañaban a la reina eran muchas, desde el presidente del consejo de ministros hasta la duquesa de Alba, desde el arzobispo de Cuba al Patriarca de las Indias. Grandes personalidades, con la travesía asegurada por el confesor de la Reina. De escolta, unas setenta embarcaciones a punto de undirse por el gentío que las abarrotaba, además de el bergantín “Rápido” y las corbetas “Flora” y “Villa de Avilés”, buques que por aquellos años no paraban de trasladar emigrantes a Cuba.

El castillete es el vestigio de lo que fue la primera mina de carbón submarina de extracción vertical de mineral de España. Fue explotada por la Real Compañía Asturiana de Minas (RCAM) entre los años 1834 y 1915. La mina se cerró porque quedó inundada por el mar. El revestimiento de cinc del castillete fue ideado por Tomás Acha Zulaica, jefe de taller de la RCAM a principios del siglo XX.

La reina Isabel en contra de las advertencias de su séquito bajó a la mina por el pozo vertical y recorrió su galería submarina acompañada por el precavido general O'Donnell y los vítores de los asombrados mineros que allí trabajaban. Según las crónicas, no había querido usar calzado especial ni abrigo alguno para la humedad.

Antes de marchar Isabel dejo como limosna para los trabajadores 4000 reales, 10.000 reales para los pobres del concejo, 2000 reales para las monjas de San Bernardo, y  2000 reales  más para el Hospital de Caridad.




4 comentarios:

  1. que interesante sobre esa enfermedad de la reina de españa, gracia a ella Isabel inauguro la cultura de playa, ya damas españolas imitaron a la reina viajaron al mar.

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  2. Gracias por tu comentario franco Antonio, me alegra que te guste esta entrada.
    Puede que desde entonces la cultura de la playa empezase a verse de otra forma.
    Saludos.

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  3. Tienes un blog de lo más interesante, todos los días entro en él para ver si hay un artículo nuevo. Me has ayudado mucho con la numismática de este periodo tan apasionante. ¿No tendras información sobre los 4, 2 y 1 pesos de Manila?. Si la tienes estoy deseando que la publiques. Gracias de antemano

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  4. Hola Antonio, perdona por la tardanza en contestar pero la verdad es que no vi tu comentario antes.
    Pues si que hay algo de información sobre los pesos de Manila y sobre las monedas acuñadas en cobre " Cuartos" para circular en Filipinas, en su momento ya veras la entrada publicada.
    Gracias y me alegra que te guste el blog y lo sigas a diario.
    Lo dicho perdona por la tardanza ya que no vi antes tu comentario.

    Saludos.

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