viernes, 7 de junio de 2013

Los toros y otras actividades de la época.


La primera referencia histórica de una corrida data de 1080, como parte del programa de festejos de la boda del infante Sancho de Estrada, en Ávila.
Durante la Edad Media la corrida de toros se desarrolla y es monopolizada por la nobleza.
La reina Isabel la Católica rechazó las corridas de toros, pero no las prohibió.
Carlos V se distinguió por su afición y mató un toro de una lanzada en Valladolid para celebrar el nacimiento de su hijo Felipe II, en cuyo reinado se promulgaron las primeras condenas eclesiásticas.
En 1565 un concilio en Toledo para el remedio de los abusos del reino, declaró las funciones de toros muy desagradables a Dios.
En 1567 el Papa Pí­o V promulgó la bula De Salutis Gregis Dominici, pidiendo la abolición de las corridas en todos los reinos cristianos, amenazando con la excomunión a quienes las apoyaban.
Gregorio XIII modera el rigor de la bula de San Pí­o V, conforme al deseo de Felipe II de levantar la excomunión.
En 1585, Sixto V vuelve a poner en vigor la condenación, que a su vez es cancelada en 1596 por Clemente VIII. 
Felipe III renovó y perfeccionó la plaza mayor de Madrid en 1619, con capacidad para casi sesenta mil participantes.
Felipe IV, además de alancear toros y matar uno de un arcabuzazo en la Huerta de la Priora, estoqueó a muerte a más de cuatrocientos jabalí­es.
Ya durante los siglos XVI y XVII, se practicaba la suelta de vaquillas y toros por calles y plazas.
Las corridas se mantuvieron durante el reinado de Carlos II.
A partir del siglo XVIII, la nobleza se desentendió del toreo a caballo a raí­z de la prohibición de Felipe V.
Desde ese momento el pueblo aprovecho la oportunidad y se apodero de la fiesta y creo el toreo a pie, con la novedad de la muerte del toro a manos de la gente, pasando de ser el enfrentamiento con el toro un entrenamiento “deportivo” a un negocio lucrativo que siguió contando con el apoyo real para erigir en la Puerta de Alcalá de Madrid la vieja plaza de obra de fábrica, donada por Fernando VI a la Real Junta de Hospitales, que fue inaugurada en 1754.
A partir de la segunda mitad del siglo XVIII el matador de toros alcanza renombre como espada y se hacen plazas permanentes.
A finales del siglo XVIII, el conde de Aranda, ministro del gobierno ilustrado de Carlos III, por la Real Orden de 23 de marzo de 1778, prohibia las corridas de toros de muerte en todo el reino.
Finalmente, por el decreto de 7 de septiembre de 1786 se consumó la total prohibición de todos los festejos, sin excepciones, incluidas las corridas concedidas con carácter temporal o perpetuo a cualquier organismo como las Maestranzas u otro cualquiera cuerpo.
 En 1790, otra “Real Provisión de los señores del Consejo”, erradicaba, no sólo la versión espectáculo de la recién inventada -corrida moderna-, sino cualquier celebración que tuviera al toro como ví­ctima protagonista, en virtud de la cual se prohibí­a por punto general el abuso de correr por las calles novillos y toros que llaman de cuerda, así­ de dí­a como de noche.

Una costumbre ya en desuso, muy común en las corridas de toros hasta el último tercio del siglo XIX, era la utilización de perros de presa para sujetar a los toros.

La muerte de miles de caballos, horriblemente destripados, convierte las corridas de toros en verdaderas carnicerí­as que acaban reduciendo la población equina a la mitad en el último tercio del fin de siglo.
Los ganaderos manipulan el comportamiento y la fuerza del toro reduciendo su tamaño y fabricando un animal acomodaticio por medio de sucesivos cruzamientos para adaptarles al ritual taurino “moderno”.

Ya entrado en el reinado de Isabel II varias veces al año la mayoría de los españoles asistían a la fiesta de los toros.

Fue entonces cuando se acuñó la frase -fiesta nacional- en todas las provincias españolas a excepción de las cuatro provincias gallegas, León, Lérida y Canarias, por su escasa afición. 
La fiesta de los toros en tiempos de Isabel II empezaba a tener mucha afición en  la gente  de a pie ya que algunos pueblos que apenas superaban los diez mil habitantes tenían plazas de cinco mil localidades.

La mayoría de las ciudades como Vitoria, Alicante, Logroño, Málaga, Zaragoza, Valladolid, San Sebastián, Burgos, Cáceres, Santander, Salamanca, Murcia, Pamplona y algunas otras tenían una plaza de diez mil localidades o más, aproximadamente como Madrid y Sevilla. Sólo dos plazas tenían una cabida mayor de once mil posibles espectadores, Barcelona y Valencia, esta última era la mayor con cerca de diecisiete mil. 

El hacer las plazas tan grandes era porque había tanta afición que se esperaba que fuesen personas de casi toda la región y no solo del pueblo donde estaba construida ya que el evento solamente se celebraba en ferias locales ( fiestas del pueblo) o bien en ocasiones especiales, la gente esperaba con gran entusiasmo esta fiesta y asistía de todos los pueblos y ciudades.

Madrid llegaba a tener unas treinta y cinco corridas al año en las tres plazas de toros con las que contaba, Estas funciones se refieren al conjunto de la provincia, pues era tradicional que los más aficionados asistiesen a la capital de la provincia o a las más cercanas en algunas festividades señaladas aprovechando las fiestas y mercados. 



Estas fiestas se celebraban en los pueblos en el mes de septiembre cuando el trabajo en el campo había finalizado.

En la boda de Isabel II con Don Francisco de Asís:


Se celebraron dos festejos, el 14 y 16 de octubre de 1846, en los que participaron los siguientes espadas: Juan León, Juan Jiménez, Francisco Montes, Francisco Arjona Cúchares, Juan Martín, José Redondo Chiclanero, Manuel Díaz Lavi, Gaspar Díaz, Juan Lucas Blanco, Pedro Sánchez, Antonio del Río, y Julián Casas. 
Se compraron 105 toros correspondientes a las siguientes ganaderías y con los precios que se reseñan:

-4 toros de don Joaquín Mazpule a 1.000 reales cada uno: 4.000 reales.
-28 toros del marqués de Casa Gaviria a 3.000 reales cada uno: 84.000 reales.
-28 toros de los duques de Osuna y Veragua a 3.000 reales cada uno: 84.000 reales.
-3 toros de la viuda de don Rafael José Cabrera a 2.600 reales cada uno: 7.800 reales.
-4 toros de don Manuel Bañuelos Rodríguez a 1.500 reales cada uno: 6.000 reales.
-3 toros de la viuda de don Pedro Lesaca a 3.400 reales cada uno: 10.200 reales.
-2 toros de don Manuel de la Torre y Raurí a 2.800 reales cada uno: 5.600 reales.
-4 toros de don Elías Gómez a 2.500 reales cada uno: 10.000 reales.
-4 toros de la condesa de Salvatierra a 2.400 reales cada uno: 9.600 reales.
-2 toros de don Luis de Lizaso a 1.600 reales cada uno: 3.200 reales.
-3 toros de don Luis María Durán a 2.900 reales cada uno: 8.700 reales.
-6 toros de don Manuel Antonio de Palacio a 1.950 reales cada uno: 11.700 reales.
-3 toros de don Diego Hidalgo Barquero a 2.700 reales cada uno: 8.100 reales.
-3 toros de don Saturnino y de don Vicente Ginés a 2.200 reales cada uno: 6.600 reales.

El gasto total de las reses ascendió a 279.500 reales. Se pagaron a las cuadrillas 25.000 duros, incluyendo la ida y vuelta a Andalucía de donde procedían en muchos casos.



Otras actividades de la época:

El circo:
Entretenimiento heredada desde la época de los romanos, era sumamente popular en España. La mayoría de las representaciones las llevaban a cabo las compañías ambulantes, que iban de localidad en localidad con los animales, los domadores y los payasos, atracciones que no podían faltar en ningún espectáculo circense.

Deportes:
Lo que había en la España del siglo XIX eran juegos, como la pelota, petanca o los bolos más o menos difundidos por todo el país.
Lo más difundido era la pelota, con frontones en casi todos los pueblos de España.
El futbol aun no se conocía como deporte.

Cultura:
El espectáculo más querido por el pueblo era el teatro, que aparte de realizarse en los teatros construidos, era muy habitual en todos los pueblos de España que allí se representase actos teatrales cualquier día improvisado del año de cómicos que representaban, cantaban y bailaban en la plaza del pueblo, las corralas o en cualquier lugar improvisado.
Había ocho teatros fijos en Madrid, siete en Barcelona, cinco en Cádiz, tres en Málaga y dos en Sevilla, Valencia, Valladolid, Zaragoza, Huesca y La Coruña.
Las funciones de ópera y zarzuela eran poco frecuentes en los pueblos, en cambio en teatros fijos era muy habitual.
En 1856 la inauguración del Teatro de la Zarzuela de Madrid dio un impulso decisivo a la zarzuela, que predominó en toda España durante más de un siglo.

En cuanto al toreo en las mujeres:

El Rey José Bonaparte,  fue quién levantó la mano para que las mujeres pudieran torear, para ganarse al pueblo y entre 1836 - 1840 estos espectáculos taurinos eran llamados “Las Mojigangas”, en los que participaban sobre todo las mujeres.
Las Mojigangas eran pequeñas farsas puestas en escena en el mismo ruedo. Hasta Frascuelo y Chiclanero tuvieron sus comienzos en las mojigangas. Estos espectáculos se daban fuera de temporada y los toreros y toreras utilizaban en ellos disfraces y vestimentas raras, y se hacían a especie de circo, algunas de las cosas que hacían era ponerse  dos  picadores montados en un mismo caballo o banderillear desde un cesto. En este tipo de espectáculos  destaco una mujer, Martina Gracia, que fue una especie de Pedro Romero pero en femenino. Esta mujer toreo su última corrida con 66 años.
Toreó como matadora desde 1838, y llevaba su propia cuadrilla.
Cobraba 14 duros por torear y era intrépida y serena ante los toros. 

Toreros de la época:





Manuel Fuentes Rodríguez – Bocanegra  - 1837-1889
 Matador de toros nacido en Córdoba el 21 de marzo de 1837. “Bocanegra” empezó su carrera en una cuadrilla infantil y continuó como banderillero en la cuadrilla de “Pepete”. Confirma su alternativa en Madrid el 5 de mayo de 1864 con “Cúchares” de padrino. Entre 1869 y 1870 la ceguera le impidió seguir toreando y  subió mucho de peso, por tanto, privado de toda la agilidad y casi ciego realiza su última corrida en Madrid el 16 de junio de 1869.


Victoriano Recatero y López – Regaterín- 1851 – 1891
Banderillero que, nacido en Madrid el 7 de febrero de 1851, falleció el 14 de marzo de 1891 en Madrid a los 40 años de edad, en pleno uso de todas sus facultades y en el momento de mayor esplendor de su arte, a consecuencia de la enfermedad que desde hacía años venía minándole su robusta salud de antaño, acelerada sin duda por el accidente sufrido en Orán el 26 de mayo de 1890, toreando a las órdenes de Luis Mazzantini. 


Manuel Calderón Díaz.
Manuel Calderón Díaz, nacido en Alcalá de Guadaira (Sevilla) el (02-10-1840), falleció el (30-05-1891), a los 51 años de edad, debido a un tremendo golpe en la cabeza. Fue cogido en la Plaza de Toros de Aranjuez, en los festejos de San Fernando, el 30 de mayo de 1891, por un toro llamado “Lumbrero”,   Era el hermano más joven de Antonio, Francisco y José Calderón, los famosos picadores.


Francisco Anaya Hinojosa – El cangao- 1841 – 1891
Picador de toros de mediana hechura, que fue derribado por un novillo el 16 de agosto y de la tragedia acaeció el 27 de julio de 1884, falleciendo a resultas  de la caída el 3 de septiembre siguiente.


Antonio Sanchez " EL TATO"  




                                                           "Frascuelo"



                                                                        




  "Espartero"   

         Sevilla "Picadora"




                                                                                               
                                                                                                                 
JOAQUIN SANZALMENAR – PUNTERET – 1853-1888
Banderillero y Matador de toros natural de Játiva, provincia de Valencia nacido el 10 de octubre de 1853.

JUAN ROMÁN CARO (1856 - 1888)
Picador de toros nacido en Dos Hermanas (Sevilla) el 7 de enero de 1856 y que fue cogido en una tienta del ganado del Marqués del Saltillo en Isla Menor (Sevilla)  por un novillo de nombre “Dudoso” entre el 17 y el 20 de noviembre de 1888, y que falleció el día 1 de diciembre de 1888.

CARLOS REINADO LÓPEZ "CALICHE " (1860 - 1889)
Banderillero nacido en Madrid en1860, trágica muerte que sufrió la tarde del 15 de agosto de 1889, en la Plaza de Toros de La Granja, en la que un toro le infringió graves lesiones, a consecuencia de las cuales falleció, cuando contaba 29 años de edad.

ANUEL BASTÓN (1850 - 1889)
Picador de toros, nacido en Sevilla, el año 1850. Toreando en Málaga, en 1876 sufrió una herida en la cabeza, y comenzaron a nublarse sus facultades mentales, ingresando en 1889 en el Hospital de dementes, de Sevilla, donde murió.

FRANCISCO GARCÍA "SALADITO " (1858 - 1889)
Novillero Alicantino, falleció el diestro Francisco García “Saladito”, al recibir un fuerte golpe en la Plaza de Alicante. "

FRANCISCO VERDE "TATO DE TOLEDO" (1857 - 1891)
Novillero natural de Toledo España nacido hacia el año de 1857 y fallecido en 1891 a los 34 años de edad. En la Plaza de Toros nueva de Toledo, estando el novillero Francisco Verde "El Tato" presenciando una corrida como espectador en el callejón de la Plaza de Toros de Toledo el 28 de mayo de 1891, un toro salto al callejón y lo pilló desprevenido y lo corneó profundamente en el muslo derecho, aparte de causarle una grave conmoción cerebral, falleciendo a los pocos  minutos en la enfermería.

ANTONIO AUGUSTO (1848 - 1891)
Banderillero portugués, nacido hacia el año 1848.
RAMÓN ARAGÓ MATEU "EL MONA" (1848 - 1891)
Torerillo de capeas aldeanas, aprendiz de novillero, nacido en Valencia el 10 de diciembre de 1848, murió el día 24 de septiembre de 1891, a los 43 años de edad, en la Villa de Alborada (Valencia), fue herido gravemente en el pecho por una vaca toreada. Buen ejemplo del torero de capeas, muerto en luchas sin gloria, pero con riesgo de vilipendio y enterrado de limosna finalmente.

FRANCISCO TORRES CAMPOS "EL CURRO" (1853 - 1888)
Novillero y banderillero de la segunda mitad del siglo XIX, nacido en Sevilla el 27 de noviembre de 1853. Toreó en varias plazas de las repúblicas americanas;  el día 27 de mayo de 1888 sufrió una cogida en la Plaza Colón de la Ciudad de México, a consecuencia de la cual falleció el 30 de mayo de 1888, a los 35 años de edad, tras dolorosa agonía.

JOSÉ CINTABELDE PUJANZÓN “CINTAS VERDES “ (1863 - 1891)
El almeriense de cuna José Cintabel de Pujanzón “Cintas Verdes”, un terrible aficionado a los toros, que fue tenebrosamente famoso en Córdoba durante finales del siglo XIX, por haber cometido en esa ciudad, uno de los asesinatos más crueles de su historia. El 27 de mayo de 1890 cuando contaba con 28 años de edad, asesina a dos hombres, una mujer y dos niños cerca del Puentecillo en “El Jardinito” (esta finca es una preciosa propiedad que está situada en la carretera de Obejo), cuando masacró sin piedad a sus ocupantes para conseguir dinero para una corrida de toros que se celebraba ese mismo día en la Plaza de Toros de los Tejares, dejando para su desgracia a uno de ellos malherido, siendo su testimonio el medio para que fuese arrestado por las autoridades justo a la salida de la plaza. Unos meses después, hacia el 15 de noviembre de 1890,  la Audiencia de Córdoba lo condenó a la pena capital, por lo que  fue ejecutado mediante garrote vil el 6 de junio de 1891.


Ganaderos de la época que han llegado hasta nuestros dias:


Antonio Miura

Eduardo Miura

Juan Miura

Hierro de la ganadería del Saltillo







http://www.animanaturalis.org/548
http://www.antequera.es/antequera/servicios/sala-de-exposiciones/sala-2/toros-en-antequera/siglo-xix.html
http://www.conocermoralzarzal.es/tradicio.htm
http://www.lostorosdanyquitan.com/bios.php?p=6

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